El Real Madrid rechazó cuatro ofertas, dos de la Premier y dos del Calcio, para llevarse a Camavinga, que no había entrado demasiado en los planes de Ancelotti, en el mercado invernal. La postura de la cúpula del club blanco de no vender al francés fue determinante para que se quedara.
Camavinga fue la sorpresa que tenía reservada el Real Madrid el último día del mercado de fichajes. Mientras todos los focos apuntaban a Mbappé y a su operación imposible con el PSG el club blanco se aseguró el fichaje de uno de los centrocampistas más prometedores de Europa. Pagó 35 millones al Rennes y se lo levantó al Manchester United y al propio Paris Saint-Germain, que creía tener encarrilado su fichaje.
Pero Camavinga no iba a tener fácil hacerse sitio en el centro del campo del Real Madrid y menos con un técnico tan poco amante de las rotaciones como Ancelotti. De hecho, hasta ahora el francés sólo ha sido titular en nueve de los 41 partidos oficiales del equipo blanco esta temporada: seis en Liga, dos en Copa y ante el modesto Sheriff en la Champions.
Por eso cuatro clubes importantes llamaron a la puerta del Real Madrid en el pasado mercado de invierno para interesarse por Camavinga. En la Premier, United y Tottenham ponían sobre la mesa una cifra similar, en torno a los 70 millones, para fichar el joven francés. El Real Madrid se cerró en banda a su salida.
La fórmula de la cesión
Por su parte, en Italia la Juventus y el Inter sondearon al club blanco la fórmula de la cesión con una opción de compra opcional, una situación que permitiría al Real Madrid seguir asegurándose tener a Camavinga en sus filas el próximo verano.
Ancelotti no veía con malos ojos la salida en forma de cesión por unos meses. Su favorito como sucesor de Casemiro siempre ha sido Fabián, el mediocentro español del Nápoles, y cree que Camavinga necesita unos minutos que no puede darle porque más minutos tiene por delante a Casemiro, Kroos, Modric y Valverde. Sin embargo, el Real Madrid no quiso escuchar ofertas por un jugador sobre el que se albergan muchas esperanzas de futuro. El tiempo ha dado la razón a Florentino.